Jabón de Alepo: el secreto milenario que tu piel estaba esperando descubrir

Jabón de Alepo: el secreto milenario que tu piel estaba esperando descubrir

Esta mañana lancé una pregunta en redes: “¿Conoces el jabón de Alepo?”
Y, sinceramente… me sorprendió la respuesta.
El 90% de las personas que me respondieron no lo conocían.
Y no es que no les interese el cuidado natural (todo lo contrario),
es que muchas veces nos bombardean tanto con productos nuevos, envases bonitos, tendencias relámpago y rutinas complicadas…
que nos olvidamos de mirar hacia atrás, hacia lo más simple, lo que lleva siglos funcionando.

Lo tradicional, lo sabio, lo que ya estaba ahí desde hace generaciones.

Y ahí es donde aparece el jabón de Alepo.

Hay productos que llegan a nuestras manos y simplemente… cambian la forma en la que entendemos el cuidado. El jabón de Alepo no es solo un jabón: es historia viva, un ritual ancestral que ha viajado desde el corazón de Siria hasta nuestros días, conservando intacta su esencia. Y sí, aunque hoy parezca una novedad entre los amantes de lo natural, lo cierto es que llevamos más de 2.000 años usándolo.

Su origen se remonta a la ciudad de Alepo, una de las más antiguas del mundo, cuna de civilizaciones y de secretos botánicos. Allí, en hornos de piedra y manos expertas, nació esta joya que combina dos ingredientes tan nobles como potentes: aceite de oliva y aceite de laurel. Nada más. Sin perfumes, sin aditivos, sin artificios. Y sin embargo, tan eficaz, tan versátil, tan respetuoso con la piel… que emperadores, comerciantes, médicos árabes y hasta reinas lo han usado a lo largo de los siglos.

Un jabón que ha cautivado a reinas y guerreros

Se dice que Cleopatra, obsesionada con la belleza natural, conocía las propiedades del laurel y los baños con aceites vegetales. También se cuenta que la Reina Zenobia de Palmira, fuerte, inteligente y amante de la elegancia, usaba un jabón muy similar en sus rituales. Incluso en tiempos de las Cruzadas, los caballeros europeos volvían con bloques de jabón de Alepo como tesoro: fue el origen del posterior jabón de Marsella.

Un proceso artesanal que marca la diferencia

¿Y qué tiene de especial? Todo. Para empezar, el proceso: después de mezclar los aceites y cocerlos lentamente. Se remueve durante 2 días y se deja curar en torres de secado mínimo de 18 a 24 meses. Durante ese tiempo se seca al aire libre, bajo el sol y el viento. Por eso su corteza es marrón… pero al abrirlo, su interior es verde oliva intenso. Ese verde es su firma. Su verdad. Si no es verde por dentro, no es Alepo auténtico.

Un jabón moderno con alma ancestral

Pero lo más fascinante es cómo se adapta a ti. Porque aunque sea antiguo, es profundamente moderno: es vegano, 100% biodegradable, no contamina, no reseca, no tiene envase plástico, y dura muchísimo. Es un jabón multiusos: limpia el rostro, el cuerpo, el cabello, alivia eccemas, ayuda con el acné, se puede usar como champú sólido, como jabón íntimo, e incluso para lavar ropa o afeitarse.

Detrás de cada pastilla, una historia de resistencia

Y tiene algo más: el alma de quienes lo elaboran. En Natural-eso trabajamos con Zanabili, una familia siria que sigue fabricando jabón de Alepo como lo hacía su bisabuelo. Se fabrica desde 1892 manteniendo el mismo proceso de elaboración tradicional, respetando la calidad de las materias primas y el clima. Ellos han resistido la guerra, las pérdidas y el exilio, manteniendo viva esta tradición como un acto de amor y de supervivencia. Cuando eliges un jabón de Alepo Zanabili, estás eligiendo también ayudar a reconstruir una vida, una cultura y una economía local que lucha por no desaparecer.

¿Cuál es el tuyo? Descubre sus variedades ( Enlace)

Hay tres versiones, cada una pensada para un tipo de piel:
– El de 5% de laurel es ideal para pieles secas, sensibles o de bebés.
– El de 20% es equilibrado y va bien con todo tipo de pieles.
– El de 40% es más potente, perfecto para piel grasa, acné, caspa o piel con brotes.

Cuando lo pruebas, ya no hay vuelta atrás

Cada vez que alguien descubre este jabón, lo que dice es: “¿Cómo no lo conocía antes?”
Y es que en un mundo lleno de fórmulas complicadas, el jabón de Alepo es una vuelta a lo esencial. A lo que funciona. A lo que tiene historia, valores y coherencia.

Usarlo no es solo cuidar tu piel. Es también un acto de conciencia. Un pequeño gesto con gran impacto.
Y, seamos sinceras… también tiene su punto mágico: huele a limpio de verdad, a tierra, a raíces. A algo puro.

Un tesoro natural al alcance de tu piel

Si aún no lo has probado, te invito a descubrirlo. Pregúntame cuál se adapta mejor a ti y déjate sorprender por uno de los secretos de belleza mejor guardados del mundo.
Porque el lujo no siempre está en lo nuevo. A veces, está en lo que ha resistido el paso del tiempo, generación tras generación. Como el jabón de Alepo. Como Zanabili. Como lo natural que sí cuida.

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